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¿COMO ACTÚAN LAS PIRÁMIDES SOBRE LAS PLANTAS?


Con las plantas los experimentos que lleves a cabo pueden hacerte pasar momentos inciertos e inquietantes. Al tratarse de seres vivos, sucede que los resultados de los organismos expuestos no son siempre los mismos, algo así como si sufrieran un bombardeo que influye en su ritmo biológico, que puede favorecer, estimular o disminuir su desarrollo y crecimiento.
 
Esto tiene una sencilla explicación: cada planta es un organismo viviente aunque sean especies idénticas, por lo tanto es única, y cada una reaccionará de forma distinta a la otra. Esta clase de individualidad tan semejante hace difícil que la Pirámide de resultados parejos.
 
Para ver qué tal mano tienes con las plantas, con tu Pirámide empieza por experimentar con semillas sembradas en maceta en el interior de la vivienda, o bien en jardín o campo abierto. Es seguro que en ambos casos el crecimiento de las plantas se manifieste más rápido y vigoroso al ser tratadas en el interior de la Pirámide. No es un experimento que necesite mucho tiempo de dilatación ya que el efecto vivificador se hace notar en seguida.

Tanto si siembras semillas en una maceta como si tienes que reavivar una planta de maceta que se te está poniendo mustia, ya sea de interior o de exterior tienes que situar la maceta al pie de la base, debido a la altura de la planta, no encima del taco de madera. La planta mustia a reavivar, colócala en el centro de la Pirámide y como siempre con una de sus caras al Norte, anotando su desarrollo cada día. Verás cómo en poco tiempo la planta revivirá, y se mostrará más colorida y vigorosa que antes.
 

Pero por el contrario cuando se habla de las plantas dentro de la pirámide, los investigadores, encontramos que existe una falta de criterio uniforme. La opinión general es que la Pirámide actúa positivamente sobre las plantas y las semillas. Sin embargo, no pueden aportar datos concretos que nos hagan descubrir qué grado de efectividad tiene la Pirámide sobre las plantas.
 
Opiniones distintas sobre la Madre Natura, la temperatura, el mantillo, el agua... limitan los riesgos de error. Aunque es cierto que en general el resultado final, según afirmación de distintos autores, es que las semillas tratadas con la Pirámide germinan antes, y sus plantas son más sanas y robustas que otras no tratadas.
 
Aunque nadie puede darte un tiempo de permanencia de la planta dentro de la Pirámide antes de plantarla en su lugar de destino. Esto no quiere decir que la importancia del tiempo es secundaria en estos casos, porque lo cierto es que una semilla que haya permanecido mucho tiempo en la Pirámide, no se perjudica, al contrario, inclusive si ha llegado hasta deshidratarse dentro de la Pirámide germina igual.
 
Todo lo contrario al ejemplo dado antes de que al tratarse de revivir la planta, en cuanto se vea vigorosa se acaba el experimento, de lo contrario el fracaso sería absoluto.
 
Una base significativa pudieran ser las afirmaciones de Schul y Pettit, que aconsejan, tratándose de plantas grandes y robustas, introducirlas antes de su emplazamiento definitivo, un par de semanas en la Pirámide para que reciba la energía de ésta; luego en su emplazamiento se dejará ver los resultados rápidos ofreciéndote tallos más altos y robustos. Schul y Pettit puede decirse que son las únicas personas que han realizado experiencias más serias con las plantas y, hasta la flecha, los datos que han aportado son los más concretos. Entre sus experimentos cabe destacar el llevado a cabo con semillas de girasol, observando su crecimiento dentro de la Pirámide. Y así relataron:
 
"Desde un principio pudimos comprobar que dentro de la Pirámide las plantas crecían mejor. Cuando alcanzaron alrededor de 15 cm. de altura empezaron a moverse de una forma tan curiosa, que creímos conveniente tomar fotos a cortos intervalos de tiempo. A través de las fotos comprobamos cómo la planta giraba sobre sí misma curvándose hacia el este hasta casi tocar su base, describiendo luego un semicírculo hacía el sur y el oeste, alzándose luego de nuevo hasta recuperar su primitiva posición recta. En todo este proceso la planta tardaba 01:50 hora, y de nuevo reiniciaba la danza. Esta observación duró desde el otoño de 1971 a julio de 1974. En todo este tiempo jamás hubo una alteración en el movimiento de este a oeste, pero, de repente, el baile de las plantas se interrumpió unos días, volviendo nuevamente a danzar de igual modo, salvo que esta vez la dirección era de norte-sur; o sea, al revés del comienzo. Este cambio sólo duró unas semanas y de nuevo las plantas se detuvieron para siempre".
 
Ellos hicieron sus experimentos públicos a finales de 1975, y por entonces las plantas seguían inmóviles.


 
En las plantas-testigo Schul y Pettit no registraron prácticamente ningún movimiento significativo. Schul y Pettit experimentaron también con tomateras. Los resultados que obtuvieron fueron sorprendentes, ya que con sólo dos semanas de tratamiento de la planta bajo la Pirámide, esta alcanzaba una altura de 2,70 metros, dando una sola planta cosecha de hasta cien tomates de una vez. Comprobaron también que al sembrar una tomatera en el suelo y mantenerla durante largo tiempo bajo la base de una Pirámide, la planta moría siempre. Llevaron también un experimento para medir qué diferencia de crecimiento pudiera haber en diferentes lugares de una Pirámide.
 
Para este experimento dispusieron de una Pirámide de 1,80 metros de altura. Tomaron cincuenta semillas de girasol que pusieron sobre papel secante humedecido que doblaron y colocaron en varios tarros de boca ancha volviendo a cubrir el papel secante con la semilla, con otro papel húmedo para conservar la humedad el mayor tiempo posible y que a su vez el aire circulara libremente por el tarro. Una vez que las semillas ya germinadas alcanzaron alrededor de 9 mm., la trasplantaron en pequeños tiestos de plásticos de 32 mm. con tierra común. Los tiestos fueron señalados alfabéticamente colgados en diferentes sitios de la Pirámide. Situaron a tres metros de cada cara de la Pirámide un ventilador para asegurar una temperatura homogénea dentro de ella. Abrieron por último un respiradero en el vértice de la Pirámide de 25 cm. de diámetro. Cada mañana a las ocho de la mañana regaban cada planta con cinco gramos de agua, la misma cantidad que pusieron cuando la plantaron.

Con esta experiencia llegaron a la conclusión que era el mejor sitio de la Pirámide la Cámara del Rey, que era el punto más alto bajo el vértice, y los peores sitios eran al ras del suelo, lo que confirmaba la teoría, según la cual la energía debía fluir hacia la cúspide y por fuera del vértice de la Pirámide.
 
 


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