La mayoría de los rituales de purificación se realizan al aire libre, aunque también es posible invocar al espíritu del fuego simplemente encendiendo una vela y abriéndote a sus energías. La intención lo es todo, en este como en todos los demás rituales; sin ella no ocurrirá nada.
Hay diversas intenciones que podrías desear considerar en este contexto. El fuego purifica, de modo que si sientes que tu mente o tu espíritu están agitados, y deseas librarte de pensamientos o ideas no deseados, o introducir cambios en tu vida, tal vez descubras que hacer un fuego y dejarlo arder es una acción positiva.
Considera qué es lo que quieres poner al fuego para que se queme o cambie: aquello que está rancio, roto, o que no es operativo en tu vida. En un trozo de papel puedes hacer una lista de las cosas que te gustaría entregar al fuego, o puedes fabricar un objeto que represente lo que quieres entregar al fuego. Hazlo con tanto cuidado como puedas, como si estuvieras haciendo una ofrenda o un regalo. Tu lista de objetos representa un contrato entre tú y el espíritu de la vida: cuando sueltas algo, otra cosa nueva puede entrar. Es conveniente ayunar durante al menos medio día antes de hacer este ritual.