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PREPARACIÓN DE ACEITES PARA RITUALES CON LOS 4 ELEMENTOS


Un aceite ritual elaborado pensando en un solo elemento puede usarse sobre la piel o en el baño, siempre que no contenga irritantes conocidos. Puede utilizarse para ungir velas, quemado como incienso, o aspirado como un perfume para ayudar a fortalecer los lazos con ese elemento particular.
 
Las siguientes recetas no son las únicas mezclas posibles de los cientos de aceites disponibles. Siéntete libre de usar sólo un ingrediente en cada receta, o de añadir o suprimir otras fragancias para crear tus propias mezclas elementales.
 
Mezcla los aceites que va a utilizar en botellitas de vidrio, preferiblemente de color oscuro, destinadas a ser usadas con un gotero (pueden comprarse por poco dinero en la mayoría de las farmacias).

Vierte los aceites esenciales gota a gota en una base de 1,5 centilitros de un aceite poco perfumado como el de oliva, azafrán o almendra.
 
Aceite de tierra:
 
1 Gota de pachuli, 8 gotas de madreselva, 3 gotas de pino, 13 gotas de magnolia.

LOS 4 ELEMENTOS EN LA MAGIA Y EL ESPÍRITU Ó ÉTER


Los seres humanos han alimentado sus creencias mágicas desde mucho antes del comienzo de la historia. Una de las creencias predominantes es que ciertos componentes básicos, llamados elementos, residen en el núcleo de toda creación y que todas las cosas contienen las propiedades de uno o mas de dichos elementos.

Se cree que cada cosa que existe tiene un elemento principal que rige o gobierna sus características internas y externas por encima de los demás. Al conocer las propiedades de cada objeto y saber cual es el elemento que lo regía, nuestros antepasados descubrieron que podían conectar con toda la creación en un nivel Intimo, utilizando esa conexión para ganar conocimiento espiritualmente avanzado y manipular las cosas para trabajar a voluntad.

Los elementos son la tierra, el agua, el fuego y el aire. Puesto que son parte de toda creación, existen en los mundos visible e invisible, aglutinándose en un quinto «elemento» que conocemos como espíritu, que se compone de todos los otros y también reside en ellos. Esta unidad nos permite utilizarlos para atraer los poderes de los mundos invisibles hacia nuestro mundo físico.

Los brujos experimentados saben que, en última instancia, la magia tiene lugar en la mente, pero nosotros también sabemos que de alguna manera tiene que traducirse en el mundo físico para que tenga éxito.

Se sea o no consciente de ello, son esos elementos los que utilizamos para tejer el tapiz de la realidad desde las profundidades de nuestra imaginaci6n.

No solo podemos atraer energía universal, o divina, a través de ellos, utilizando sus poderes para crear realidad manifiesta a partir de las formas de pensamiento que proyectamos hacia el mundo invisible, sino que al ascender a través de los aspectos cada vez menos densos de los elementos finalmente podemos llegar a Dios, una metáfora para ese estado de unidad que los místicos han buscado con diligencia desde que la humanidad reconoció la existencia de una fuerza creadora superior a nosotros mismos.