Se llama sueño o mejor soñar, al acto de dormir. Pero la palabra sueño también indica en español el acto de tener visiones, más o menos lúcidas, más o menos claras, en negro o en color (no todo el mundo tiene la facultad de soñar en color).
Desde tiempos muy remotos estas visiones, o sueños, se han asociado con presagios y augurios futuros para el durmiente, bien directa, bien indirectamente.
Los videntes, los parapsicólogos, todos se han interesado grandemente al correr de los tiempos por el significado de los sueños, habiendo por fin llegado a una clave conjunta relativa a cada uno de los innumerables sueños que suelen tener los durmientes del mundo entero.
Como es natural, cuando se superponen dos o tres sueños a la vez es más difícil desentrañar su verdadero sentido, puesto que uno puede encontrarse al otro. Las claves, en este caso, son realmente complejas, entrando ya de lleno en el campo del psicoanálisis, tan preconizado y estudiado por Sigmund Freud en las relaciones entre las visiones oníricas y la realidad.