En numerosos cuentos existe la costumbre de asociar a las hadas, ninfas y elfos con las flores. Nos dicen que sirven de cobijo, de vestuario, de alimento y hasta de medicina a todos estos espíritus de la naturaleza. Por ejemplo, las denominadas "doncellas del musgo", habituales en el norte de Europa, aseguran que poseen conocimientos secretos sobre las propiedades curativas de todas y cada una de las plantas de los bosque en los que habitan, enseñando a sus protegidos como deben utilizarse y en que momento. Algún que otro relato afirma que saben donde crece una flor de color azul, analgésica, llamada "no duelas más", de una valiosa utilidad en los partos.
El Español Vicente Beltrán Anglada, autor de varios libros en los que aborda el mundo de los ángeles y las hadas, cree que existe un increíble número de tonos cromáticos respecto a las hadas de las flores, ya que es muy numerosa la lista de especies florales en el reino vegetal. En todos los lugares donde abundan las flores, los árboles frutales y las hierbas aromáticas, hay, según su expresión "hadas pintando las flores".