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AUGURIOS, PROFETAS Y PROFECÍAS


La Humanidad siempre ha deseado conocer el porvenir. Las Sibilas de la antigüedad no hacían otra cosa. Eran magas... o brujas. Eran unas mujeres vírgenes, retiradas del mundo por su vida ejemplar. Fueron célebres por cuanto sabían y eran consultadas por toda la gente, desde la más vulgar a la más encopetada y sabia.
 
Doce son las Sibilas que han sobresalido entre las demás: Délfica, Eritrea, Líbica, Cumea, Frigia, Europea, Samia, Cumana, Tiburtina, Helespónica, Egipcia y Cumea. Algunas de sus profecías más celebres son:

La Gran Bestia será atropellada. El Señor nacerá en la Tierra de las entrañas de una Virgen; será salud de las gentes y el Verbo se vestirá de carne mortal para el bien de la Humanidad. Dará al Mesías el pueblo pérfido de Israel bofetadas y le arrojará saliva al rostro, dándole por comida hiel y por bebida vinagre. Morirá y al cabo de tres días verá de nuevo la luz del mundo y será el primero en resucitar para no morir ya nunca más.

¿Pueden darse profecías más seguras y cumplidas?
 
Las Sibilas negaron a los dioses paganos en muchas ocasiones, y los Padres de la Iglesia afirman que se salvaron del fuego eterno.
 
Según algunos expertos en estas materias, distinguir a los profetas que hablan por inspiración divina, de los que lo hacen por boca del Diablo, es bastante difícil, aunque cabe regirse por las siguientes reglas:
 


- Es profecía verdadera, de inspiración divina, cuando el mago anuncia con desprendimiento de sí y los suyos. Cuando la profecía es de materia conforme a la verdadera fe y no se opone a las buenas costumbres.
 
- Es profecía de inspiración divina si a su debido tiempo ha verificado lo profetizado. Si lo anunciado es completamente contrario a los principios, instrucción y religión del profeta. Aunque lo anunciado no se entienda con facilidad, siendo de sentido total y correcto.

Pero entonces, ¿cómo conoce el Diablo el porvenir, e incluso un porvenir remoto?
 
Según la Teología, los ángeles malos, es decir, los demonios, al ser arrojados del Cielo perdieron toda gracia, virtudes y gloria, del mismo modo que perdieron las ciencias que Dios les había concedido al crearlos; pero jamás perdieron las ciencias ni las capacidades que habían logrado por su ingenio natural, de manera que los diablos conocen muchos secretos que pueden revelar a la Humanidad.
 
Se distinguen tres clases de secretos: pasados, presentes y futuros. El diablo recuerda todo lo pasado. Conoce lo presente y para el futuro hay que realizar otras tres clases:

- Las que proceden de causas naturales.

- Las que suceden por voluntad del hombre, voluntariamente. Naturalmente, el diablo no conoce tales cosas antes de que tengan lugar, debido a que el hombre, por su libre albedrío, puede cambiar su voluntad. Pero el diablo, por su antigua experiencia, puede intuir lo que sucederá.
 
- Las que suceden por casualidad. El diablo no sabe nada de éstas. No obstante, puede conjeturar y profetizar los resultados.

Las artes adivinatorias son, por consiguiente, las que con la ayuda del Diablo predicen cosas secretas, pasadas, presentes o futuras, por boca de magos o hechiceros.

Augurios favorables y desfavorables

Entre los augurios favorables, podemos citar los siguientes:

- Ver un buey, mejor si es propio.
 
- Pasar la espalda por la mano de un jorobado.
 
- Hallar una cabra por el camino.
 
- Ponerse la camisa del revés.
 
- Oler un carro cargado de heno.
 
- Estornudar tres veces seguidas.
 
- Calzarse primero el pie derecho.
 
- Hallar una herradura de la pata izquierda.
 
- Oír cantar un ruiseñor.
 
- La picadura de una pulga en la mano derecha.
 
- Hallar un trébol de cuatro hojas.
 
- Ver cómo una araña desciende de un árbol y camina por tierra.


Los augurios desfavorables más conocidos son los siguientes:

- Pegarle a un perro.
 
- Matar a un gato.
 
- Ver un gato negro.
 
- Pasar por debajo de una escalera de mano abierta.
 
- Pasar por debajo de un andamio.
 
- Derramar sal en la mesa.
 
- Ver unas tijeras abiertas.
 
- Ver que un ratón roe un libro.
 
- Matar una abeja.
 
- Ver correr un asno.
 
- Verter tinta.
 
- Que aúlle un perro.
 
- Ver volar un cuervo.
 
- Trabajar en sábado.
 
- Que cante un gallo estando cerca del fuego (superstición que proviene de las negaciones de San Pedro).
 
- Beber en porrón sosteniéndolo con la mano izquierda.
 
- Ver una araña negra, o cualquier otro animal de este color.
 
- El número 13.
 
- Que muera el perro doméstico.
 
- Encontrarse a tres sacerdotes de cara.

Todas estas supersticiones son de carácter casi universal, puesto que, al menos en todo el mundo civilizado de Occidente, son muy tenidas en cuenta, incluso o especialmente en el momento de emprender un negocio o dedicarse a los juegos de azar.
 
Claro que, a veces, los escépticos caen en la trampa por alardear de incrédulos. Y así hay quien en oposición al número 13 cree que el 15 le da suerte.

 
 
 
 

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