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ORACIÓN Y BAÑO DE HIERBAS DE SANTA RITA (PARA PETICIÓN EN CASOS IMPOSIBLES)


Santa Rita, fue monja agustina del siglo XIV que nació y vivió en Cascia, Italia. Es la patrona de causas imposibles y circunstancias desesperadas debido a que siempre llevó una vida difícil y decepcionante en la que conservó su incondicional amor a Dios y el la premió obrando a través de ella prodigios y milagros.

Santa Rita, santa del cielo, es la patrona de las causas imposibles, la esterilidad, las víctimas de abusos, la soledad, las dificultades matrimoniales, la paternidad, las viudas, los enfermos y las enfermedades y heridas corporales.

También es una de las santas incorruptas de la Iglesia, su cuerpo es venerado en la basílica que lleva su nombre en Cascia, Italia. Su festividad se celebra el 22 de Mayo.

A través de sus pruebas, Dios la usó de manera notable, no solo mientras vivía, sino que ahora, desde el cielo, ayuda a quienes abogan por su intercesión por sus propias circunstancias imposibles y desesperadas.

El baño de Santa Rita lo puedes efectuar para potenciar la petición que vayas a hacerle. La duración de este ritual es de tres días consecutivos.
 

LA BENDICIÓN DE LAS ROSAS DE SANTA RITA PARA CURAR A LOS ENFERMOS

 
Se celebra el día 22 de Mayo.

La tradición de las Rosas de Santa Rita de Casia deben su origen al hecho de que Santa Rita, estando ya gravemente enferma en su convento de Casia y próxima a la muerte fue visitada por una pariente suya quien, al despedirse, juzgando que seria ya la última vez que habría de verla le preguntó si podía servirle en algo, a lo que Rita contestó: quiero que cuando llegues a Roca Porrena vayas al huerto de mi casa, cortes una rosa y me la traigas luego.

Como era el tiempo de invierno y en aquel año de 1457 se estaba distinguiendo por la intensidad de su crudeza, la mujer creyó que Rita deliraba ya por su enfermedad y juzgando un desatino el encargo de la enferma, regresó a la villa sin acordarse para nada de la rosa; pero pasando junto al huerto de la casa de Rita, bien haya sido por curiosidad o por impulso sobrenatural, entró en él y vio con asombro que de la rama de un rosal medio cubierto por la nieve, pendía una rosa fresca y lozana; loca de alegría, la corta retorna a Casia y entrega a Rita la rosa deseada, que se conservó largo tiempo fresca despidiendo un intenso perfume.
 
Este hecho originó el que las Religiosas Agustinas de Casia acostumbrasen cubrir con rosas la urna en que yace el cuerpo incorrupto de Santa Rita, especialmente el 22 de mayo, aniversario de su piadosa muerte. Estas rosas eran distribuidas todos los años entre los bienhechores y amigos de Convento, los cuales las conservaban como preciosas reliquias. El Señor, que se complace en honrar a sus santos y en glorificar a sus siervos, quiso que, mediante las rosas que habían adornado el sepulcro de Santa Rita se verificaran curaciones milagrosas. Con este motivo se extendió muy pronto por todas partes la noticia de las rosas de la Santa, como también los muchos y extraordinarios favores, alcanzados por el contacto de estas rosas.
 

BENDICIÓN DE LAS ROSAS

En la actualidad y desde hace mucho tiempo, se bendicen las rosas solemnemente el 22 de mayo, con las oraciones consignadas en el ritual de la Orden Agustiniana, distribuyéndolas entre los fieles devotos. Son innumerables las gracias y favores obtenidos por intercesión de Santa Rita mediante el uso o contacto de estas rosas benditas. Consta que en el proceso de canonización de la Santa se presentaron muchos enfermos curados, quienes declararon haber recobrado la salud con las rosas de Santa Rita.
 

ORACIÓN A SANTA RITA PARA CASOS Y PETICIONES DESESPERADAS


¡Oh paciente y gloriosa Santa Rita,
Abogada de los casos desesperados,
última esperanza de los afligidos,
amparo y refugio en el dolor,
las necesidades y la desesperación:

Con toda la confianza en tu celestial poder,
recurro a ti en el caso difícil,
imposible para mi, 
de fácil resolución para ti,
que oprime dolorosamente mi corazón,
y mortifica mi vida.

Dime, oh Santa Rita,
¿no me vas a ayudar tu?,
¿no me vas a consolar?
¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad
de mi corazón, tan sumamente atribulado?