La técnica de la varilla exige un aprendizaje más largo. Moviliza los dos miembros, mientras que la mano que queda libre al usar el péndulo puede servir antena o sostener un objeto útil. Aunque la varilla provoca un mayor cansancio la menor contracción hace que se mueva. En cambio el péndulo, al ser inmóvil, sufre demasiado fácilmente la influencia de las causas exteriores, de elementos naturales, de los movimientos involuntarios del operador y de su autosugestión.
Mientras que la varilla acusa el reflejo de una manera mucho más clara e instantánea, el péndulo es más preciso en caso de desplazamiento, además de su interpretación es más simple. Aunque algunas veces el péndulo vacile, la mayor diversidad de sus movimientos enriquece la interpretación y amplía considerablemente el campo de la investigación.
En razón de su irresistible capacidad de reacción, la varilla habitúa a una toma de consciencia totalmente precisa e inmediata, que no se perderá cuando se utilice el péndulo. El estudio de la varilla, que no requiere una sensibilidad particular, deberá pues preceder al uso del péndulo, sobre todo cuando es exclusivo.