No todas las personas que hacen de la Cartomancia una profesión son aptas para ella, una persona muy distraída no ejercerá nunca su arte con brillantez por las siguientes razones:
- Su distracción le hará cometer torpezas sin cuento, si no pone atención en la carta próxima a la que está traduciendo, con una clara significación puede modificar o aclarar el sentido de ésta, alteraría el vaticinio, y el consultante saldrá defraudado.
- La falta de memoria es otro obstáculo que impide realizar la predicción de una manera exacta. Olvidar el significado de una carta, y para salir del paso inventar una significación distinta, es un defecto imperdonable.
- Una persona en quien predomine la linfa sobre los nervios no se distinguirá mucho en el arte, pues su temperamento le hará poco sensible para recibir la corriente ódico-magnética que se desarrolla entre él y la persona que consulta. Esto es de absoluta necesidad.
Por estas razones, el cartomántico ha de ser una persona de fácil memoria, debe tener una fe ciega en su arte; debe estudiar detenidamente el significado de las cartas, las aclaraciones o modificaciones que aporta la proximidad de otras, y las combinaciones que forman juntas varias cartas del mismo palo; debe saber decir la verdad con frases que no le ofendan o hieran su amor propio, etc.