Magnifica mi alma al Señor
y mi espíritu se regocija en Dios,
mi Salvador, porque ha puesto sus miras
en la humilde sierva suya.
He aquí que por esto mismo
me tendrán por dichosa todas las generaciones,
pues han obrado en mí cosas grandes.
El que es Todopoderoso
y su nombre es santo
y su misericordia se extiende
de generación en generación
a todos cuantos le temen.
Extendió el brazo de su poder
y ahuyentó a los soberbios de corazón,
desposeyó a los poderosos.
Elevó a los humildes.
A los necesitados los llenó de bienes,
y a los ricos dejó sin cosa alguna.