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LA CEREMONIA DEL TÉ


 
La ceremonia del té (chanoyu), también conocida como el “camino del té” (chado o sado), es la preparación y el ofrecimiento ritualizados de té verde en polvo en presencia de invitados. Una ceremonia del té formal y completa incluye una comida (chakaiseki) y dos clases de té (koicha y usucha), y dura aproximadamente cuatro horas, durante las cuales, el anfitrión dedica todo su ser a crear un ambiente en el que sus invitados disfruten estética, intelectual y físicamente, rodeados al mismo tiempo de una gran serenidad.
 
Con el fin de lograr esto, el anfitrión o anfitriona puede pasar décadas para llegar a dominar no sólo los procedimientos acompasados necesarios para servir el té a sus invitados, sino también aprendiendo a apreciar el arte, la artesanía, la poesía y la caligrafía; aprendiendo arreglos florales, a cocinar y a cuidar de un jardín; y al mismo tiempo inculcarse a sí mismo, o a sí misma, la elegancia, el altruismo y la consideración por las necesidades de los demás.
 
 Aunque todos los esfuerzos del anfitrión van dirigidos hacia el disfrute de los participantes, esto no quiere decir que el “camino del té” sea un pasatiempo complaciente para los invitados.
 
 La ceremonia sirve también para dar una lección de humildad a los participantes al concentrar la atención en la profunda belleza de los aspectos más sencillos de la naturaleza –como la luz, el sonido del agua y el brillo del carbón vegetal ardiendo (todo ello realzado en el entorno rústico de una cabaña de té)– y en la fuerza creadora del universo que se manifiesta a través del esfuerzo humano como, por ejemplo, en la creación de objetos hermosos.

La conversación en la habitación del té gira entorno a estos temas. Los invitados no charlarán de cosas sin importancia ni chismorrearán, sino que sus conversaciones tratarán del origen de los utensilios y alabarán la belleza de las manifestaciones naturales.
 
El objetivo de la ceremonia del té es el del budismo zen –vivir el momento–, y todo el ritual se prepara para que los sentidos se concentren en ello, para que uno participe plenamente en la ceremonia y no se distraiga pensando en cosas mundanas.